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Música carlista[modifier | modifier le code]
No existen estudios completos sobre este tema, pero sí algunos cuadernos de guerra con música y partituras, recogidos en archivos públicos y privados; cancioneros[1]; prensa con publicaciones musicales, testimonios recogidos en libros[2], artículos[3] y libros con secciones referentes a la música que acompaña al Carlismo[4].
Símbolos[modifier | modifier le code]
- Lema: «Dios, Patria, Rey», con la posterior adición de «fueros» (ya en el Modèle:Siglo) en Dios, Patria, Fueros, Rey.
- Banderas: Durante la primera guerra carlista, el llamado «Estandarte Real», también conocido como «la Generalísima», con el Escudo Real por un lado y la imagen de Virgen de los Dolores por el otro, bordada por la esposa de Don Carlos. A partir la tercera guerra carlista, la bandera rojigualda española, a menudo con el lema de «Dios, Patria, Rey» o el Sagrado Corazón de Jesús bordado. A finales del Modèle:Siglo se empezaron a usar también banderas con la borbónica flor de lis, banderas regionales como la señera catalana y, desde 1935 (creada en principio como emblema del Requeté), la Cruz de Borgoña en rojo sobre fondo blanco (que había sido el pabellón militar español durante el Siglo de Oro).
- Himno: Desde la década de 1930, la Marcha de Oriamendi en su versión castellana, compuesta por Ignacio Baleztena. Anteriormente había sido himno carlista en toda España durante el primer tercio del Modèle:Siglo la Entrada de Don Carlos. También solía ser interpretada en los actos carlistas la Marcha Real y el Himno a los mártires de la bandera tradicional, además de otros himnos regionales como el Gernikako Arbola.[5]
La boina carlista[modifier | modifier le code]
Usada por el Ejército de Don Carlos durante la primera guerra carlista debido al triunfo del alzamiento por el pretendiente en Navarra, la boina se convertiría pronto en uno de los símbolos de identidad del carlismo. En la Guerra de los Matiners la emplearon también los voluntarios catalanes comandados, entre otros, por Borges y Marsal.[6] En 1869 un navarro escribía al diario La Regenereción una carta informando sobre la historia de esta prenda, en la que decía:
« Se ignora su origen, pero viene de siglos remotos. Su uso estaba limitado al antiguo reino de Navarra en ambas vertientes del Pirineo, y nunca se extendió por el Norte mas allá de Bayona, y por el Mediodía tampoco pasaba más al centro que a las aldeas de Pamplona. En Guipúzcoa, Álava y Vizcaya no era usada la boina sino por algunos canteros, y otros de Navarra alta y baja que pasaban a trabajar a esas provincias.
Nunca se llamó boina, sino chapela, nombre vascongado, y el de boina se le puso al principio de la guerra civil.
Al empezarse a vestir las tropas de D. Carlos, la junta de Navarra acordó que en lugar de gorras de cuartel u otra cosa, llevasen boinas, y para esto no consultó más que la economía que proporcionaba, por una parte, su mucha duración y facilidad de limpiarse, y por otra la circunstancia de que muchos se presentaban a servir con las boinas que traían de sus casas.
De esta medida nació luego una especie de distinción en los cuerpos y categorías. El batallón de Guías de Navarra tenía boinas encarnadas con borla corta amarilla, y lo mismo la primera compañía de preferencia de los restantes. Estos llevaban boina azul, y el de granaderos se distinguía en tener blanca la borla. Los generales llevaban boina blanca con borla de oro larga. El estado mayor y la oficialidad de todos los cuerpos la llevaban encarnada con borla de oro ó de plata, larga, y ordinariamente lo mismo los empleados.
En los batallones de Guipúzcoa había uno que llevaba boinas blancas, y conservando el verdadero nombre de chapela, le llamaban el batallón de chapel-churis, que quiere decir chapelas blancas. En las tropas de la Reina había también un batallón que vestía boinas encarnadas, y le llamaban batallón de chapel-gorris, que quiere decir chapelas coloradas.
En los paisanos el color de la boina no tenia significación ninguna antes, durante ni después de la guerra. Cada individuo usaba el color que le acomodaba, y ahora sucede lo mismo. (...)
Las boinas en Guipúzcoa, Álava y Vizcaya no se conocían antes de la guerra civil.[7] »
Durante la tercera guerra carlista los carlistas emplearon boinas blancas y rojas como parte de su uniforme, con un tamaño menor y de fabricación industrial, siendo la de color rojo la más extendida entre los batallones carlistas de Navarra. Carlos VII generalmente la usó de este color. Los carlistas siguieron usando esta prenda en tiempos de paz y la boina roja sería la característica externa más distintiva de las juventudes del Requeté, hasta el punto de que en la década de 1930 «boina roja» llegó a considerarse sinónimo de «requeté».[8]